1. Se debe explicar a los
hijos la situación de la forma más clara y sencilla posible.
Cuando
unos padres se separan es necesario que los niños conozcan la situación por
cada uno de los padres con la mayor serenidad y claridad posible, sin entrar en
culpabilidades y proporcionándoles la seguridad.
2. No tomar una postura negativa hacia el otro
cónyuge.
Esto puede ser difícil de conseguir en
algunos casos, pero estas actitudes
positivas favorecen el equilibrio afectivo de los niños.
3. Se deben justificar, en
lo posible, todas las conductas del otro cónyuge que los hijos consideran
inapropiadas.
Se debe relativizar la información que el
niño le proporcione del otro cónyuge y justificar las acciones que el niño
cuenta.
4. El padre-madre que no
viva en el domicilio del niño debe tener constancia y periodicidad en los
contactos con su hijo.
Es importante que los hijos tengan
contactos (aunque sea telefónico), lo más continuo posible, con el cónyuge que
vive fuera de casa, y que éstos contactos estén programados de antemano y con
el conocimiento del niño.
5. Se deben compensar los
sentimientos de inseguridad en los niños por el cónyuge que no vive en el mismo
domicilio.
Los
niños de padres separados suelen presentar un
déficit importante en lo referido a los sentimientos de seguridad. Es
imprescindible hacerles ver que cada progenitor va a seguir estando ahí para lo
que ellos necesiten.
6. Se deben tomar decisiones conjuntas sobre los
pasos a dar.
Pensar
juntos en las decisiones sobre la escuela, los horarios, el tratamiento de
posibles problemas de los hijos... Se han de evitar las soluciones impuestas o
contradictorias.
7. Se debe estar pendientes de lo que necesitan y
nos piden los hijos.
Las cosas han cambiado y van a cambiar
aún más. Es importante mantener las rutinas y las costumbres, la sensación de
seguridad, de que las cosas están controladas. Explicar que puede haber menos
tiempo para hacer determinadas cosas, pero que se van a seguir haciendo.
8. Se deben evitar las situaciones de sobreprotección.
Generan
comportamientos de dependencia y falta de autonomía personal que condicionan de
forma sustantiva el desarrollo de los hijos
9. Se debe seguir manteniendo el contacto con el
exterior, con el resto de la familia y, sobre todo, con los amigos íntimos.
No es infrecuente quedarse aislado, evitar
las relaciones que con anterioridad nos hacían disfrutar de momentos
agradables. Nos puede dar vergüenza. Tenemos que superar estos sentimientos y
temores cuanto antes. Necesitamos a nuestras familias y necesitamos a nuestros
amigos. Ellos nos van a ayudar.
10. Se debe informar
al centro escolar y al profesorado de los hijos y dedicar tiempo al
seguimiento del estudio.
Es
importante acudir, preferentemente de forma conjunta, al centro educativo para
recibir información de los hijos.